Santiago de la Asunción

Es Design Researcher en BBVA. Actualmente, está en el equipo de Enterprise Solutions (empresas) lo que le está permitiendo obtener un gran conocimiento del mundo de los polígonos industriales de toda España.

Empezó a trabajar en investigación de mercados en el año 1997. En estos más de 20 años haciendo investigación ha estado en todos los barcos posibles: pequeñas agencias tipo boutique, grandes multinacionales del sector, proveedor, cliente final…

Desde hace 5 años se ha incorporado al equipo de Design Research de BBVA, donde han llevado a cabo algunos de los proyectos más interesantes que ha podido hacer en su vida. Además, tiene la suerte de compartir el día a día con compañeros estupendos a nivel personal y profesional, que además como él dice «son capaces de aguantarme».

Nació en Carabanchel, en el sur de Madrid. Licenciado en Psicología Social después de una fallida aventura con la Economía. Ha pasado por varias empresas de investigación que han ido desapareciendo una tras otra. Cualitativo de cuna, aunque no tiene remilgos ante una buena encuesta. Interesado en la política, la sociología y el psicoanálisis.

No cree que la investigación sea simplemente un medio para obtener un conocimiento. La entiende como un medio para hacer que pasen cosas. Una investigación sin impacto no sirve de nada. Una investigación que no contribuye a cambiar las cosas, tampoco.

Le encanta estudiar realidades cotidianas que parecen de otro universo a los ojos de sus compañeros de diseño y de negocio. Hacerles ver que los clientes no son todos millenials o hipsters que viven en Malasaña, ni power points con datos y fotos cool. Combatir con una pizca de calle el postureo de la profesión.

Y asume que muchas veces sons los malos de la película, los “pepitos grillo”, los que pinchan el globo. Pero cree que debe ser así, y que un investigador dócil es menos investigador. Esta no es una profesión para obedecer.

Además de investigar, le gustan los bares, la música y el Barça. Y tiene dos proyectos personales muy importantes entre manos: Bruno, de 11 años; y Martín, de 2.